"Ni chacha ni tu muchacha": sobre la lucha de las trabajadoras del hogar

 

“Ni chacha ni tu muchacha”: sobre la lucha de las trabajadoras del hogar

Por Amapola González

“Serías mi primera Marina y mi tercera Juana”

Hilda


En 2013 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimó que hasta el año 2010 existían en el mundo por lo menos 52 millones de trabajadores domésticos, de los cuales, más del 90% son mujeres. En América Latina y el Caribe, se estima que entre 11 y 18 millones de mujeres se dedicaban remuneradamente a las labores del hogar. Y finalmente, en México 2.4 millones de personas son empleadas domésticas.

Entonces, ¿por qué a pesar de ser una fuerza de trabajo tan grande, las empleadas domésticas se encuentran todavía excluidas de las leyes laborales de sus países? y peor aún, ¿por qué son invisibles ante la sociedad como trabajadoras formales?


El pasado mes de marzo se celebró en México el Día de la Trabajadora del Hogar, y aunque se nos pasó un poco la fecha, creemos que no importa cuándo, siempre es importante hablar del trabajo de estas personas y la lucha por sus derechos. 

Para empezar y para no crear confusiones, puntualicemos quiénes son y qué hacen las trabajadoras del hogar.

De acuerdo a lo que nos dice la OIT, las trabajadoras del hogar son aquellas personas que reciben un salario por ocuparse de las tareas del hogar, aseo y cuidado, y se diferencian de quienes las hacen de manera no remunerada, como las amas de casa por ejemplo. Sus principales actividades van desde el cuidado y crianza de los niños así como de personas mayores o con discapacidad, cocinar, limpiar, mantenimiento del jardín, pasear a las mascotas, hasta hacer las compras del hogar.

Algunas de las trabajadoras cumplen con estas y más funciones por un par de horas al día, otras cubren jornadas laborales completas y muchas trabajan más de ocho horas sin un horario debidamente establecido.

Hay quienes son empleadas de entrada por salida y muchas otras son empleadas de planta, es decir, viven y trabajan permanentemente en la casa donde prestan sus servicios, lo que en algunos casos podríamos considerar como un tipo de esclavitud moderna.


En México y en muchos países de América Latina, naturalmente, el papel de las empleadas domésticas está profundamente ligado a una cuestión de etnia, nivel educativo y clase social, mujeres indígenas y/o afrodescendientes, muchas veces migrantes, son las principales ejecutantes de este oficio. Hecho que las expone de manera casi automática a situaciones de constante discriminación, acoso y explotación laboral. 

No es por nada que en países tan profundamente racistas y clasistas como el nuestro hoy en día todavía sigamos perpetuando estereotipos para esta clase trabajadora, comenzando por la manera en que las nombramos: criadas, chacha, “mi/tu muchacha”, “las Maris”, etc.

*Ninguna de las formas antes mencionadas son correctas ni respetuosas, por favor absténgase de volverlas a repetir*

Seguramente todxs aquí nos hemos topado con publicaciones de los famosos grupos de Facebook de señoras de la alta sociedad donde se piden PRESTADAS a “sus muchachas” por un fin de semana o peor aún, publicaciones donde ofertan orgullosamente vacantes para empleadas domésticas, evidenciándose a sí mismas sobre las míseras condiciones de trabajo que ofrecen. Un cuartito que se vuelve el hogar de estas mujeres, salida una vez a la semana de esa cárcel llamado empleo, un sueldo por debajo del mínimo y “nunca de los nuncas” un horario establecido.


Por condiciones tan precarias como estas es que se han dado lugar iniciativas para exigir los derechos de las empleadas domésticas como los de cualquier otro empleado contemplado dentro de la ley. Tal es el caso de la CONLACTRAHO (Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar) fundada desde ¡1988! con la intención de visibilizar su trabajo, organizarse, informarse, sindicalizarse y defenderse para exigir y conseguir derechos tan básicos como:

  • Nueve horas de descanso nocturno continuo (trabajadoras de planta🪴)

  • Descanso diario de tres horas entre el horario matutino y el vespertino 🪴

  • Un descanso semanal de un día y día y medio 🪴

  • Contar con una habitación cómoda e higiénica🪴

  • Alimentación sana y suficiente🪴

  • Pago anual de 15 días de salario por concepto de aguinaldo o parte proporcional, según sea el caso

  • Trato digno, respetuoso y amable

  • Seguridad social

  • Vacaciones y días feriados

  • Horarios de trabajo claramente establecidos


Gracias a organizaciones como esta y a la determinación de las mujeres que las conforman, se han dado considerables avances en las leyes de algunos países como Brasil, Perú o Argentina, que desde la década de los 2000 ya consideran el seguro de desempleo, jornadas de ocho horas, los días feriados y vacaciones como derechos de las trabajadoras dentro de sus legislaciones, así como la prohibición de descuentos salariales por concepto de alimentación o alojamiento y el uso obligatorio de uniformes.


A partir de 2019 y a raíz de una sentencia por parte de la Suprema Corte de Justicia, el IMSS lanzó el Programa Piloto, que pretendía afiliar a las trabajadoras del hogar para garantizar su acceso a la salud pública. 

De acuerdo a fuentes del IMSS, hasta febrero de este año 43,823 de un total de 2.4 millones de trabajadoras del hogar han sido afiliadas exitosamente. Un porcentaje realmente muy bajo.


Y a pesar de que el programa representa un pequeño triunfo en el camino de la lucha por sus derechos, las empleadas domésticas se han topado con obstáculos injustos y absurdos en el proceso de su afiliación. Uno de ellos fue el tener que contar con un salario mínimo mensual de aproximadamente tres mil pesos para poder inscribirse al programa, cuota que muchas de las veces las trabajadoras no alcanzan a cubrir con su sueldo, quedando automáticamente fuera de esta iniciativa. 

Actualmente se está buscando modificar ese requisito por otro más “flexible”, pero que tampoco da pie a facilitarle las cosas a las trabajadoras. Trabajar un mínimo de 20 días al mes para poder calificar en el programa. En teoría suena fácil, 5 días a la semana, pero ¿se está considerando que la mayoría de las empleadas domésticas no cuentan con un solo patrón y trabajan en múltiples casas por lo que no podrían completar el mínimo requerido de días?, no lo creo. De nuevo, quedan fuera.


Podría seguir, pero creo que con esto nos damos una idea bastante clara del panorama que se vive hoy en día en el mundo de las empleadas domésticas.

Así que si conocen o ustedes mismxs tienen contratada a una persona como empleada doméstica, infórmenla sobre estas iniciativas y facilítenle en la medida de lo posible su acceso a un derecho básico universal: SALUD Y TRABAJO DIGNO.


Y para no irnos taaaaan amargadxs por el tema, les dejo este bonus track de recomendaciones de películas donde la trama gira en torno a las empleadas domésticas. Hay un poco de todo, comedia, thriller, documentales, etc.

Da click en el poster de la película para ver el trailer🎥 y cuéntanos tus reflexiones en los comentarios :)

Una Segunda Madre (2015, Brasil)

Overseas (2019, Filipinas)

El ombligo de Guie’Dani (2018, México)

The Help (2011, EUA)

Hilda (2014, México)


Soy Amapola González y me encuentras en IG como @califasqueen :)

 
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