La importancia de mis amigos durante mi proceso psiquiátrico

 

Por Andy Reyes

Decirle a mis amigos que tenía que ir al psiquiatra me ha llevado a sentirme segura durante este proceso tan complicado.  Cuando mi psicóloga me dijo que tenía que ir a terapia psiquiátrica me dio mucho miedo: siempre me ha dado pavor la palabra “psiquiátrico” supongo que es por el tabú que existe sobre la psiquiatría. 

Mi familia ha sido mi apoyo incondicional en este proceso, ellos son los que me dicen que todo estará bien, y en parte siento que de alguna manera ellos están “obligados” a decirme eso, no imagino a mi madre diciéndome que todo se pondrá peor.  


En las últimas semanas he tenido conversaciones con mis amigos sobre mi salud mental y mi recién diagnóstico (trastorno depresivo persistente) hablar de esto con mi pequeño grupo de amistades ha sido muy difícil, siempre se me dificulto hacer amigos y ahora que los tengo no quiero estar siempre triste. Soy una persona extremadamente introvertida y casi no frecuento a mis amigas y amigos pero, podemos enviarnos voice notes todo el día. 

¿Cómo decirles lo que me estaba ocurriendo? ¿Cómo pasar a palabras correctas lo que siento? No podía simplemente decirles que siento un enorme hoyo en el estomago, casi inmovilizada por mi propia tristeza y me siento todo el tiempo nublada, ¿se puede decir que me siento nublada? ¿Es un sentimiento? 


Hace poco retomé una amistad con un chico de la preparatoria y por alguna razón a él fue al primero que le dije como era mi vida en la actualidad. Quise hacerlo porque él me conoció de una manera que ahora yo desconozco, supongo que me gustaría recordar un poco la persona que era yo era en ese entonces, teniéndolo de vuelta en mi vida. 

Honestamente me sentí liberada al contarle sobre mi trauma y lo que estaba pasando, al terminar la llamada lloré como nunca lo había hecho, era como si esa ancla que me tenía sujeta al dolor se soltara y me dejara en libertad. 

Cuando ocurren en nuestras vidas situaciones angustiantes, queremos sentir que nuestro sufrimiento tiene un propósito, algo así como: sufre ahora y la recompensa vendrá más tarde con intereses, pero ¿y si no es así? ¿Y si al contar todo esto solo haría que las personas se alejaran de mí? Porque ¿quién quiere a un amigo triste? 


Por fin dejé de hacer conjeturas en mi cabeza, envíe mensajes a mis amigos y les dije que estaba pasando por un momento no muy feliz, que tenía miedo, y que aún con el amor incondicional de mis padres y mi hermano me sentía sola, pensé que cada una de mis amigas y amigos tomarían distancia conmigo, pero fue todo lo contrario, una amiga me envió una rutina para beber agua diario, sonreír varias veces al día, algunas de ellas me enviaban mensajes deseándome un lindo día, cuando mi trastorno parecía apoderarse de mí, siempre había alguien dispuesto a escucharme.

Estoy aprendiendo a recibir ayuda, estoy aprendiendo todos los días a saber que puedo ser querida y amada sin importar mi diagnóstico psiquiátrico. 


 
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